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Revista Filipina
Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Invierno 2021, volumen 8, n
úmero 2

SECCIÓN HOMENAJE A EAL
PDF: El cantor de las odas olvidadas…


EL CANTOR DE LAS ODAS OLVIDADAS:
EDWIN AGUSTÍN LOZADA Y LA ACTUAL POESÍA
HISPANOFILIPINA EN LA BAHÍA DE SAN FRANCISCO

ISAAC DONOSO
Universidad de Alicante

Edwin Agustín Lozada (San Fernando, La Unión, 1958) representa una de las figuras esenciales para poder entender la renovación y recuperación del español como lengua literaria filipina. Lo hace, al mismo tiempo, manifestando la dimensión global del fenómeno, como fruto de la numerosa población filipina que reside fuera del archipiélago, movida por la migración y la diáspora, sobre todo hacia la primera potencia del mundo, Estados Unidos. En efecto, el siglo XX vio hundirse la relación espacial que tenía España con Filipinas, como territorio ultramarino que había deseado tener representantes en cortes, y no pudo lograrlo, a pesar de los muchos intentos de su ilustrada población. Así las cosas, Estados Unidos supo gestionar el contexto político para dominar las costas del Pacífico, y los filipinos dejaron de mirar al canal de Suez para dirigirse irremediablemente hacia el oriente cardinal. La curiosidad de todo este fenómeno de teleología política e ingeniería cultural es que se producía la expansión geográfica del Destino manifiesto sobre territorio altamente hispanizado, por lo que más tarde que pronto la común sensibilidad histórico daría sus frutos.
….California, territorio occidental de la antigua Nueva España, gobernado durante siglos por México, como lo fue Filipinas, se ha visto modificado de forma radical a lo largo del tiempo, siendo hoy centro de varias industrias de impacto mundial. Sin embargo, las trazas de la historia son difíciles de borrar, y su vocación hacia el océano Pacífico, internacional y cosmopolita, hacen de la actual cultura californiana un verdadero caudal de producción hispánica. En este contexto, de gran riqueza material, pero también con una inquietud artística difícilmente igualable en cualquier otro rincón del planeta, también ha tenido lugar la recuperación literaria del español como lengua filipina.
….Es en la bahía de San Francisco donde Edwin Agustín Lozada ha desarrollado una actividad multifacética extraordinariamente rica, desde la docencia a la gestión cultural, pasando por la expresión artística y literaria. La dimensión de Lozada sobrepasa la mera creación experimentalista para convertirse en uno de los verdaderos motores de la actual literatura hispanofilipina1. Graduado en Lengua Española y Música por la Universidad estatal de San Francisco, fue estudiante en la Universidad Complutense de Madrid durante el curso 1980-81. Después logró fundar y mantener un referente de la edición filipina en California, la editorial Carayan Press. Finalmente, es el verdadero baluarte del archivo y la realidad que supone Revista Filipina, referente necesario de la pervivencia y actualidad de la cultura filipina en lengua española.
….Lozada ha asumido con total responsabilidad el momento presente de las letras filipinas en español: “Inspirado por los escritores filipinos del siglo diecinueve, principalmente escribe en español para ayudar a mantener viva una tradición ya poco común de literatura en español por filipinos2.
….A veces narrador de leyendas y del folklore con aires decimonónicos, a veces íntimo esteta de la melancolía, Lozada es para Filipinas, probablemente, lo que Luis Cernuda para España o Pablo Neruda para Hispanoamérica. Su capacidad para poner al descubierto al ser frente a las limitaciones del conocimiento, y en consecuencia las conjeturas de explicación fenomenológica —que conducen irreparablemente a la soledad—, hacen de su poesía un bosquejo ontológico:



la incertidumbre segura se esconde
en los resquicios de puertas quebradas
de esperanzas tenues, adormecidas
blancas ruinas mudas y abandonadas
ay, gimen y después desaparecen
en una olvidada lancha fantasma
insegura que ha perdido su rumbo
y va vertiendo su congoja amarga
mientras surca, surca mares quiméricas
en una soledad acaso mía
3.

….Ciertamente Lozada sobresaltó al desfalleciente mundo literario hispanofilipino con la publicación de dos poemarios en dos años, dentro de un proyecto editorial que él mismo había llevado a cabo en San Francisco. En 2001 apareció Sueños anónimos/ Anonymous Dreams, en edición bilingüe con los poemas traducidos al inglés por el propio autor4. La obra contenía una nueva versión del “Último Adiós” de José Rizal en inglés, una declaración de intenciones por recuperar el clasicismo filipino.
….Sería un año después cuando Edwin Agustín Lozada consolidaría su arriesgada apuesta por un mundo literario que, si moribundo en Filipinas ante la falta de lectores, adquiría todo un alcance diferente al aparecer impreso en América, con más de trescientos millones de lectores potenciales. Ahí radica la dimensión de Lozada, el cantor de las odas olvidadas:



he recibido y aceptado
corazones y soledades
para llenar el vacío
de los días y las noches sin ti
de vez en cuando sonaron las campanas
de la risa en mi pecho
anestesia para combatir
lo que ahora no recuerdo

he olvidado tu nombre
5.

….Bosquejos, que salió en su primera versión en edición exclusivamente monolingüe, consolidó un fenómeno nuevo e inesperado en las letras filipinas: la diáspora filipina se había escrito, y se seguía escribiendo, en español6. En efecto, el fenómeno de producir literatura filipina en la diáspora, en inglés, sigue los pasos naturalmente de Carlos Bulosan y José García Villa7. Es en inicio escritura, por así decirlo, metropolitana, de población que vive en un régimen colonial y desde la metrópoli describe, o denuncia, los males del sistema político. Fue el caso en su día de escritores como Marcelo Hilario del Pilar o Graciano López Jaena, afincados en España y redactores de La Solidaridad durante el último periodo de la Filipinas española. Posteriormente puede ser literatura en un escenario político ya diferente, postcolonial, de población que sigue yendo a la antigua metrópoli, y cuyos temas rebasan sin duda el hecho histórico para construir otras realidades más complejas y, muchas veces, de difícil análisis. Es el caso por ejemplo de los escritores de origen argelino en Francia, o los de origen ecuatoguineano en España.
….Pero el caso de Edwin Agustín Lozada resulta todavía más inextricable. Se trata de un filipino de raíces plenamente autóctonas, que se naturaliza ciudadano de la antigua metrópoli, y que escribe, naturalmente, según dicta el paisaje, desde San Francisco a La Unión, y según dicta la memoria, aquella memoria que existía antes de que la metrópoli se convirtiera en tal, es decir, antes de 1898. Y esa memoria es la de José Rizal, y la de los ilustrados que hablaron, y rogaron, a la victoriosa América, que no borrara los logros del pasado, que no confundiera a los filipinos y que no condenase el porvenir a la mendicidad intelectual. Lógicamente el conquistador no escuchó al conquistado, y el resultado de todo el proceso, complejo, es bien conocido, y fue perfectamente resumido por Nick Joaquín: “A people that had got as far as Baudelaire in one language was being returned to the ABC’s of another language8.
….El fenómeno de la internacionalización —económica, mercantilista— se ha querido justificar en Filipinas como una de las necesidades para dominar la lengua inglesa. El resultado ha sido bastante problemático en términos educativos, culturales, literarios y lingüísticos, con una depredadora diglosia que impide la correcta representación de las lenguas y la cultura. Desde un punto de vista exterior, que es el que aquí nos concierne, el uso del inglés por autores filipinos que están en Riad o Quebec no está exento de dudas e interrogantes. En efecto, los autores de la diáspora filipina que emplean el inglés lo hacen para dar alcance cosmopolita a su realidad. Por el contrario, el filipino, o también el uso del castellano, se motiva precisamente por la búsqueda de una intimidad más personal, el hallazgo a través de la lengua de una sensibilidad genuinamente filipina. Y aquí el español tiene bastante que contar, aunque millones de filipinos no lo tengan en cuenta:



en las hojas
y en algunas de las primorosas flores
brillan todos los rostros variados
del fresco verde
matices encendidos capaces de infundir vida
y borrar
las penas más profundas de un ser que ha
vivido
9.

….A pesar de ser escasos los autores que reflexionan sobre la naturaleza de la expresión lingüística en la diáspora, existe una nómina que crece con el tiempo de autores ya consolidados en español: Edmundo Farolán, Elizabeth Medina, Paulina Constancia, Gilbert Luis Centina III…
….Si el español fuese un artefacto colonial del pasado, qué sentido tendría que en pleno siglo XXI varios filipinos desperdigados por todo el planeta, sintieran la necesidad de escribir y expresarse en una lengua que saben que millones de compatriotas no van a entender. Qué sentido tiene escribir en una lengua incomprensible para muchos filipinos hoy en día, si no es por precisamente porque tiene todo el sentido, y lo legitima la historia, la nación y la identidad. Parece que el español está más profundamente arraigado dentro de la conciencia nacional filipina de lo que se admite o percibe. Así lo manifiesta otro de los grandes poemas de Agustín Lozada, la leyenda de la dama de blanco, conocida, como señala en el primer verso, “desde Zamboanga hasta Aparri”:



Oh, viajero, si por la noche
te encuentras por estos caminos,
recuerda por aquí va andando,
sigue aún la dama de blanco
en busca de su hogar perdido.
No le tengas miedo, posee
la llave escondida
del secreto
de quién eres tú
10.

….Los versos de Lozada están siempre cargados de una transcendencia sutil; a través del lirismo esteticista se anuncia el mensaje que suele conducir a la percatación de la soledad. No obstante, la sensibilidad del poeta suele desdramatizar el existencialismo, que no escapa sin embargo a la evocación, incluso hímnica, de un mundo edénico que vive, y se revive, en el recuerdo:



¿Cómo fue el camino por las nubes blancas?
¿Viste delfines azules a tu lado
que jugaban con una alegría muda?
¿Viste los recuerdos ya no recordados
de los días alegres que ya son de aire?
¿Oíste el hermoso e hipnótico canto
de las sombras de las siniestras sirenas?
¿Volviste a oler el efluvio ya olvidado
de nuestros cuerpos bañados por las flores
seductoras y perfumadas flotando
del limonar del plenilunio?
11.

….En suma, Edwin Agustín Lozada demuestra tener respuestas sólidas en la difícil tesitura cultural en la que se ha visto envuelto, geografía del alma que ha sabido explorar con sensatez admirable. Ha construido edificios sólidos de filipinidad en la bahía de San Francisco, tanto físicos como intelectuales, y como corolario a redactado una poesía extraordinariamente lírica, pero que reivindica en el fondo revoluciones, como pregonan las grandes epopeyas. La exquisita sensibilidad que construye su estética es muestra de que Lozada ha depurado, con los años, un proyecto expresivo de dimensiones transoceánicas, en el espacio, pero también en el tiempo.

_______________________
1   Véanse Manuel García Castellón, “El poeta Edwin Agustín Lozada. La poesía filipina en español continúa manifestándose, en Revista Filipina, Otoño 2006, tomo X, núm. 2: <http://revista.carayanpress.com/EAL.html>; y Andrea Gallo “Una voz hispana de Filipinas: Edwin Agustín Lozada”, en Tonos Digital, Julio 2007, núm. 13: <www.tonosdigital.es>.
2   Contracubierta de Edwin Agustín Lozada, Bosquejos, San Francisco, Carayan Press, 2002.
3   “Impresión”, en ibid., p. 33.
4   Sueños anónimos/ Anonymous Dreams, San Francisco, Carayan Press, 2001.
5   “In memoriam”, en ibidem, p. 85.
6   Edith Velásquez de Malec, “Reseña: Bosquejos-Sketches de Edwin Agustín Lozada”, en Revista Filipina, Primavera 2004, tomo VII, núm. 4,: < http://vcn.bc.ca/~edfar/revista/malec.htm>.
7   Sobre este aspecto novedoso y muy estudiado de la literatura filipina contemporánea —Phil-Am Literature—, véase cualquiera de las obras publicadas por E. San Juan, por ejemplo: History and Form. Selected Essays, Ciudad Quezon, Ateneo de Manila, 1996.
8   Nick Joaquín, The Woman Who Had Two Navels, Manila, Bookmark, 2005, pp. 170-171.
9   “La isla”, en Bosquejos, op. cit., p.57.
10   Edwin Agustín Lozada, “La dama de blanco”, en Revista Filipina, Otoño 2006, Tomo X, no.2, <http://revista.carayanpress.com/dama.html>.
11   Bosquejos, loc. cit., p. 97.