Invierno 2013 / Primavera 2014
Volumen 1, Número 2
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A pesar de las dificultades encontradas en su proceso de integración, para los españoles, Argelia no era una tierra extraña, la tomaron sin grandes escrúpulos (y la adoptaron sin grandes dificultades): durante muchos años para algunos y de forma permanente, para otros, pasando así del exilio a la emigración. De hecho, a mitad de los años 40, el número de inmigrantes españoles crece notablemente en Orán y con ello el contacto entre las dos culturas, la autóctona y la española, se hace más fructífero. El mantón de Manila, el mandil español, es un símbolo singular de dicho contacto, al representar una prenda oriental que, hecha castiza, acabó exportándose como símbolo de la moda y el gusto español.Si la Provincia de Orán puede decirse que es la más española de toda Argelia ―referiría un viajero llegado de Murcia en 1908― de Inkerman y sobre todo de Relizane3, cabe decir que es un pedazo de la huerta murciana. Las sendas, acequias, palmeras y hasta los bancales de pimientos dan a esta tierra, en unión de un cielo tan limpio y esplendoroso como el nuestro, tal tinte murciano, que por momentos, me creo vagando por un rincón de mi querida huerta(4).
Vista de Orán desde el Monte de Santa Cruz
Costa y puerto comercial de Orán
[Foto de Nacer Mossadek Benaicha]
Distancia entre Orán (Argelia) y Alicante (España), 295 kilómetros
Mantón de Manila oranés, propiedad de la familia Benaicha
Detalle del diseño oranés
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