.... La hispanización y la identidad hispana en Filipinas (última parte) David Sánchez Jiménez 7. LA NUEVA IMAGEN DE ESPAÑA EN FILIPINAS: SIGLO XXI ....Parte de la leyenda negra de España como causa de los males de Filipinas patrocinada por los conquistadores norteamericanos y parte del desinterés mostrado por España tras su abandono de las islas, fue contestada con un fuerte dolor y rechazo en los actos conmemorativos del centenario un siglo después. El restablecimiento de los contactos en la década de 1970, los viajes de S.M. el Rey Juan Carlos y la colaboración posterior que comenzó a establecerse entre ambos países, sirvió para limar mínimamente las asperezas tras casi un siglo de silencio español. Aunque todavía en el presente es fuerte el marchamo nacionalista de la sociedad y de ello se sobreentiende la repulsa al pasado del tiránico dominio español que impide un reconocimiento y un acercamiento a lo español, una nueva imagen de España ha ido calando entre el pueblo filipino que posibilita establecer relaciones políticas, sociales y económicas al amparo de un pasado histórico compartido. Esta nueva imagen internacional de España, fundada en un espectacular despegue económico, en una fulgurante modernización de la política y de la democracia, así como en el éxito deportivo y en la cooperación internacional, funciona a modo de imán y despierta la curiosidad por nuestra nación en las nuevas generaciones de filipinos, un tanto alejadas ya de las historias y las leyendas basadas en las pesadillas de la tiranía, el sometimiento violento y la guerra. ....Fernando Arenas Álvarez (2006) sostiene que el prestigio del mundo hispano no era representativo hasta los 80, pues no gozaba de la importancia ni la expansión internacional de la que goza en el momento presente. En el tiempo en que vivimos incluso los Estados Unidos se han hispanizado (el gran gigante imperialista) y la lengua española tiene en el presente una gran repercusión en los medios de comunicación y en la sociedad de la información a nivel mundial. De igual modo, Arenas Álvarez insiste en la nueva imagen de España como una gran potencia mundial que mueve una importante cantidad de inversiones y exportaciones a nivel global. De hecho, España se ha convertido en los últimos años en el primer país inversor en Hispanoamérica y Brasil, desbancando incluso a los Estados Unidos. Este autor advierte de la importancia que Norteamérica tiene todavía para los filipinos como referencia de nación poderosa y país en el que buscar oportunidades laborales. Este factor hace que Filipinas sea muy dependiente de su antigua metrópoli, no sólo en lo económico, pero también en la influencia que ejerce sobre la política y la sociedad. Arenas Álvarez valora muy positivamente que España se esté convirtiendo en una nueva referencia para Filipinas, además de la incursión de lo hispano en el seno norteamericano. Las relaciones comerciales, la renovada imagen de modernidad de España iniciada con la transición y el despegue económico de los 90 o las nuevas oportunidades de trabajo en Filipinas de los individuos que aprenden español, han comenzado a hacer cuestionable las referencias que se tenían de España, al mismo tiempo que desde algunos sectores se ha puesto en duda la idoneidad del patrocinio e intrusismo de los Estados Unidos en los asuntos político-económicos de las islas: España, ya sea por la reciente visita de los reyes como por el volumen de la cooperación española, ya no provoca en Filipinas los recelos de antaño, tanto porque Estados Unidos es ahora el país objeto de los principales dardos acusadores como porque Filipinas en la actualidad mira más hacia el futuro que hacia el pasado (Rodao, 1998a: 134). ....En la apertura político-comercial de España hacia Asia, aún algo tímida según las estimaciones de Otero (2005) o Rodao (2005), se han firmado acuerdos para mantener operaciones por parte de las grandes multinacionales españolas, incluyendo a Filipinas entre sus países preferentes (Martínez Expósito, 2007). Del mismo modo, la oportunidad que supone para el país el conocimiento de la lengua española -en la expansión del comercio o para los jóvenes que buscan una ocasión laboral en el amplio mercado hispano o en los Estados Unidos dominados por el español- ha abierto una nueva etapa en la consideración de lo español. El filipino en el siglo XXI no aprende la lengua de Rizal sólo por la nostalgia que le causan sus raíces históricas o por la necesidad de acercarse a la lectura de los padres de la nación, sino que la necesita para su trabajo en un mundo globalizado en el que el español es una de las lenguas principales de comunicación y de negocio (Colomé, 2000b). Wystan de la Peña (2008), el director del Departamento de Lenguas Europeas y Coordinador para los Estudios Internacionales en la Universidad de Filipinas, comenta que hay un programa funcionando en la universidad en el que se enseña español y aunque -como sucedió unas décadas atrás-el profesor no está lo suficientemente bien formado (Blat, Rivas y Lorenzo, 1968; Rodao, 1996b; Farolán, 1999; Bautista Luna, 2004), se encuentra ilusionado tras haberse modificado la consigna del español como lengua del imperio por otra muy diferente, como lengua de contacto y de comunicación con hablantes hispanos y como lengua de la economía para los centros de llamadas44, traducción o embajadas en el país y también para oportunidades fuera del mismo, como lo demuestran los más de 32.000 filipinos -otras estimaciones hablan hasta de 75.000-que viven y trabajan en España (Rodríguez-Ponga, 2009). Aunque en la educación del filipino aún primen las lecciones del libro de Agoncillo (Medina, 2000c; Colomé, 2000), se reconoce la valía de la lengua y la cultura española para comunicarse y establecer intercambios con 24 países, un amplio mercado comercial cuya relación ayuda también a conocerse mejor como nación y a mejorar el conocimiento mutuo de un legado común histórica y afectivamente compartido. ....A este respecto, Farolán (1998) sostiene que la ventaja con la que cuenta el filipino -y de la que carecen la mayoría de las naciones- por haber tenido un pasado colonial tan singular es la de poder comunicarse en dos idiomas, el español y el inglés, además del suyo propio. Apunta también este autor otra idea que sorprende por su modernidad y su cariz visionario. Dice que la conjunción de lo oriental y lo occidental se funden en Filipinas en una raza que recuerda a la mezcla ancestral que ha constituido la identidad europea, y califica la identidad del filipino como un ser adaptable e imitativo. En el mundo globalizado en el que vivimos, el mayor aliado con el que puede contar un pueblo es el de un posicionamiento flexible que le permita comprender y atender desde la conciliación a los otros pueblos con los que establece contacto. Es decir, que el filipino tiene la gran ventaja de poder entenderse y de desenvolverse tanto en un contexto oriental como en uno occidental, con las ventajas de movilidad y de mediación en las relaciones que esto comporta. No es de extrañar, por ejemplo, que recientemente los representantes de la diplomacia filipina, por su alta sensibilidad y la empatía con los otros pueblos, hayan mediado en el Tratado de No Proliferación Nuclear. La conferencia presidida por Filipinas ha conseguido en 2010 un documento histórico (http://www.un.org/en/conf/npt/2010/) en el que se concretan 64 puntos de acuerdo entre los 189 países firmantes, con el fin de promover el desarme nuclear que propicie el mantenimiento de la paz mundial (Uy, 2010). .... Una posición similar es la que defiende la ex presidenta filipina Gloria Macapagal Arroyo (2002), quien sostuvo en su discurso de ingreso en la Real Academia Filipina la ventaja con la que cuenta el filipino por conocer las dos lenguas de sus colonizadores, como una vía para la apertura del comercio y para crecer como nación. Como recuerda De la Peña (2008), esta idea enlaza directamente con el uso pragmático que percibía Recto con respecto al conocimiento de estos dos idiomas como motor de futuro, y así lo expresó en 1950 Fernández Lumba durante el Primer Congreso de Hispanistas Filipinos, apropiándose de las palabras de Recto, para advertir que de ningún modo había de considerarse este saber un yugo o una deshonra en detrimento del tagalo, sino una herramienta de trabajo: No nos mueve ningún sentimiento de exclusividad a favor del español. Sólo aspiramos a asegurar la franca convivencia de ambos idiomas a fin de amalgamar lo óptimo del pasado con lo mejor del presente, consolidar nuestras instituciones y acrecentar más rápidamente el caudal de nuestra cultura sumándonos a las diversas corrientes del progreso mediante esos dos vehículos de pensamiento, el español y el inglés (Recto, cit. en De la Peña, 2008: 7). ....Galván (2006) señala que a pesar de haber dejado de formar parte del currículo de las universidades filipinas, la asignatura de español se mantiene por su prestigio como asignatura optativa en muchas universidades. A este respecto, Bautista Luna (2004) aporta un listado de más de 60 centros distribuidos por todo el país. En los datos que aporta el ex director del IC en 2006, Javier Galván, estima en 20.000 la cifra de estudiantes que emprenden cada año algún curso de español. En la actualidad, esta cifra se ha visto ampliamente superada, pues sólo el Instituto Cervantes de Manila ha visto triplicado el número de matrículas en los últimos 10 años, de las 1.758 del curso académico 1997-1998, hasta las 6.148 de 2006-2007 (Galván, 2005; Agencia EFE, 2007; Instituto Cervantes, 2008; 2009). Prueba de ello es la continua demanda de cursos que el Instituto Cervantes recibe cada año a través de CEOE-ECOP para enseñar español al personal de empresas filipinas relacionadas con el mundo de habla hispana o la del Ministerio de Asuntos Exteriores filipino. Además, hemos de tener en cuenta el nuevo programa auspiciado por el gobierno español para introducir la asignatura de español como lengua extranjera en la enseñanza secundaria en todo el país. Hasta ahora se ha llevado a cabo con 1.000 alumnos en 15 centros repartidos por distintas provincias del archipiélago, de lo que se ha dicho que es sólo el comienzo de una ambiciosa iniciativa, en una apuesta decidida y valiente que cuenta con la colaboración y el apoyo de las instituciones españolas y, en especial, con el seguimiento continuo y la mediación de la Consejería de Educación en Filipinas. En la V Tribuna celebrada el pasado mes de febrero de 2010 se ha consolidado y se ha ratificado este acuerdo y se ha decidido ampliarlo a 8.000 estudiantes por curso hasta 2012, cuando se generalizará el programa de español como lengua extranjera en la enseñanza secundaria filipina. Para esta fecha, se estudiarán las posibilidades para que dicho acuerdo se extienda también a la educación primaria, uno de los objetivos mutuos propuestos en las comunicaciones llevadas a cabo entre los dos gobiernos desde la IV Tribuna (MEC, 2010). El trabajo incansable y la dedicada ilusión del nuevo Asesor de Educación en Manila, Francisco Javier Menéndez Sánchez, podrán lograr más que lustros de diplomacia yerta en lo tocante a la reposición del español en el sistema educativo filipino. Comprobaremos en breve los resultados. Por ahora se ha dinamizado y apoyado desde esta institución este plan que anunciara el Ministro de Educación filipino, Jesli Lapus, tras la visita de la presidenta Arroyo a España en 2007, con el fin de reimplantar la asignatura de español en la escuela secundaria filipina. Aparte de este acuerdo, existe una propuesta con el Departamento de Lenguas Europeas de la Universidad de Filipinas por la que se proyecta establecer un Máster en la modalidad de aula abierta, con el objetivo de formar docentes de español, y otra para implementar un programa de becas con la AECID para los estudiantes de dicho Máster y para la convalidación académica de estudios de español con el Instituto Cervantes, de la que se beneficiarían especialmente aquellos alumnos que se profesionalizan estudiando el Máster de traducción, lengua y lingüística o literatura en español en el Departamento de Lenguas Europeas de la Universidad de Filipinas. ....Estas son algunas de las iniciativas que reclamaban a gritos los defensores del español en Filipinas. En este sentido, destacan las propuestas de Farolán (1999), Montoya (2003), Ruescas (2006) o Gómez Rivera (2008), por citar sólo algunas de las más sólidas y perseverantes. De entre las medidas que plantean, destacan la de impulsar la enseñanza del español en la sistema educativo de Filipinas y en las universidades públicas y privadas, habilitar nuevas revistas culturales en español para fomentar la producción de obras por parte de los autores y estudiosos filipinos -como las ya existentes Revista Filipina, Kaibigan Kastila o Guirnalda Polar-, estimular a los autores hispanofilipinos para que escriban y publiquen sus obras45, estudiar las obras filhispanas como parte de los cursos de literatura, historia y civilización filipina en las escuelas y universidades del país, favorecer los intercambios entre estudiantes y profesores de España y Filipinas, enseñar el chabacano y las otras lenguas regionales como puente para llegar al español, crear asociaciones activas de profesores de español, organizar encuentros, congresos y coloquios en los que se intercambien las ideas sobre la hispanofilia, potenciar los estudios de doctorado en este campo, crear una asociación hispanofilipina que sirva de punto de encuentro a personas de herencia filipina con Asambleas Anuales, boletín, conferencias, seminarios, etc. A este respecto, una de las iniciativas más interesantes de los últimos tiempos ha sido la publicación de y para filipinos que viven en España de la Asociación Filipina de Escritores e Investigadores en España. Aunque todavía está en fase de construcción, se trata de una asociación sin ánimo de lucro y con el principal objetivo de publicar una revista llamada Ang Bagong Filipino (El nuevo Filipino), pensada para el colectivo filipino que reside en España. (http://www.comunidadtulay.com/2009/07/nace-la-asociacion-filipina-de.html). Además de la revista, cuenta con un espacio en Internet con una copiosa información sobre cuestiones relacionadas con el español y sobre los lazos comunes entre la cultura y la historia española y filipina. Algunas publicaciones en línea pretenden recuperar la prensa escrita periódica en lengua española en Filipinas, como el Semanario de Filipinas (http://semanario-filipinas.blogspot.com) o El Diario de Manila (http://iberasia.blogspot.com/). Existen otros espacios en Internet que también se encargan de difundir lo que queda de lo hispánico en Filipinas, como la Asociación Cultural Galeón de Manila (www.galeondemanila.org), Filipiniana.net (www.filipiniana.net), el Círculo Hispanofilipino (http://hispanofilipino.uuuq.com), FilHispánico (http://filispánico.blogspot.com), Filipino Kastila (http://filipinokastila.tripod.com/other.html), Hispanidad Filipina (www.montiola.org/lahispanidad), sitio CIREF (Cruzada Internacional por la Reivindicación del Español en Filpinas) (www.los-indios-bravos.com/CIRE), Carayan Press (www.carayanpress.com), Alas Filipinas (http://alasfilipinas.blogspot.com) o foros, como el forohispanofilipino y el forofilipino (en español). En relación a la difusión de lo hispano con herramientas como Internet y las nuevas tecnologías, Galván (2001) afirmaba ya en 2001 que aunque el proceso de deshispanización ya ha concluido y aunque es innegable el evidente retroceso del español en Filipinas durante el siglo XX, también es cierto que el advenimiento de la sociedad de la información ayudará a difundir las realidades históricas que antes permanecían sepultadas en los archivos y a dinamizar un debate necesario sobre el pasado de lo español en Filipinas y el lugar de lo hispánico en la sociedad presente. ... El futuro que se le depara al español como lengua global a nivel mundial es prometedor. Esta es, sin duda, una de las principales razones para el filipino por aprenderlo, además de las ya expuestas a lo largo de este artículo. La extensión geográfica del español es uno de sus fuertes, siendo lengua oficial en 21 países. Como señala Lafuente (2001), el Instituto Cervantes prevé que en el año 2050 habrá alrededor de 550 millones de hablantes de español sólo en los países donde es lengua oficial. Otros datos, los que aporta el visionario Graddol (2006), anuncian que el español desbancará al inglés en el número de hablantes hacia ese mismo año. Por otro lado, gracias al inconmensurable trabajo de la Real Academia Española de la Lengua y la proyección de sus obras de visión y alcance panhispánicos la ortografía, el diccionario, la nueva gramática el español es uno de los idiomas más homogéneos dentro de su diversidadde entre todas las grandes lenguas internacionales, que además se concreta en un área geográfica específica: nueve de cada diez hablantes viven en Hispanoamérica. Por todo ello, el gran reto para el nuevo siglo es que el español se convierta en una de las dos grandes lenguas de comunicación internacionales y que se reconozca en los organismos internacionales su valor y la necesidad de su uso por su representatividad a nivel mundial. No obstante, el español tiene un peso importantísimo como lengua de comercio, de comunicación y de cultura, cuna de escritores universales como Cervantes, Quevedo, Rubén Darío, García Márquez, Borges, Rulfo, Juan Ramón Jiménez, etc. Para ello, es esencial que se mantenga unido y que no se dé ni un paso sin contar con Iberoamérica (Lafuente, 2001). Otra de las claves de la difusión de la lengua española ha sido, debido a estas razones señaladas arriba, la vitalidad de su enseñanza, llegando a doblarse en los últimos años y dando paso a la apertura de nuevos Institutos Cervantes -en la actualidad existen 75 sedes y 12 aulas cervantes- repartidos por todo el mundo. ... Esta nueva imagen ha contribuido en parte a una revisión y un redescubrimiento del legado español en Filipinas, visto con otros ojos. Alampay (1998), por ejemplo, hace un llamamiento a la objetividad histórica en la conmemoración del centenario de la Independencia de la República de Filipinas, celebrado en 1998. Por ello, valora la introducción de la historia occidental en Filipinas, al mismo tiempo que reclama una mirada caleidoscópica de la historia, que no sólo se apoye en los textos escritos en español sobre la historia de Filipinas, como únicos historiadores, observadores, anotadores, seleccionadores e intérpretes de la historia de Filipinas (Alampay, 1998: 16). Dice que esta tendencia ha conducido a subjetivizar la historia, igual que ocurrió más tarde con la animadversión de los Estados Unidos hacia lo español, que avivaba un fuerte sentimiento de rencor histórico en aquellos nacionalistas filipinos que se educaban en inglés en las escuelas patrocinadas por los norteamericanos. Esta estrategia tardó dos generaciones en imponer su leyenda negra. Como comentamos arriba, finalmente esa versión de la historia de Filipinas se extendió a raíz de la Guerra del Pacífico en 1945 y supuso un cambio de panorama histórico en la nación. La manipulación que denuncian los historiadores es un recurso llevado a cabo por intereses partidistas sobre información, como denuncian todos aquellos que han estudiado los datos del censo en Filipinas (Blat, Rivas y Lorenzo, 1968; Louapre, 1990; Rodao, 1996b; Colomé, 2000; Gómez Rivera, 2000e; Galván, 2001; Yarza Rovira, 2001b; Rodríguez-Ponga, 2003). Por esta razón, advertía Alampay (1998: 18-19) del peligro de dejar la batuta de la historia en manos de aquellos que la interpretan de modo interesado, en lugar de ser los propios filipinos quienes la manejen: Durante ya hace mucho tiempo, nuestra historia ha estado dominada por la historia que nuestros colonizadores hicieron de nosotros. Así lo expresaba hace unos años el periodista Conrado de Quiros (2002) en la columna de uno de los periódicos más leídos en Filipinas, el Philippine Daily Inquirer: [ ] the Project of looking at Philippine history resolutely from our point of view and not from those who colonized us is eminently necessary [ ] Its true merits lie in that it allow us to understand ourselves by seeing ourselves from our own eyes, from the perspective of our own dreams and purposes, and not from the judgments and expectations of others. That is the stuff of which identities are made (Quiros, 2002: s.n.). ... Una iniciativa atractiva en este sentido es la de las becas Maec-Aecid, que permiten la formación específica de los universitarios filipinos en programas de Máster y Doctorado en España para que realicen labores de desarrollo a la vuelta a su país (Aquino, 2001). Igualmente desde la Consejería de Educación en Filipinas se están desarrollando nuevos proyectos con el fin de formar al profesorado filipino para que sean ellos mismos quienes emprendan la enseñanza del español en Filipinas, apoyados en las más novedosas técnicas de enseñanza y contando con el apoyo técnico y los materiales que aporta la Consejería de Educación en Filipinas46 . El primero de estos cursos de formación. Didáctica del español como lengua extranjera, se celebró en entre los días 26 y 30 de octubre de 2009 con el fin de equipar a los profesores de español de los 15 centros escolares públicos con las herramientas necesarias para desarrollar su labor didáctica. Además, se acordó que continuaran su formación a través de internet con los materiales del AVE (http://www.educacion.es/exterior/ph/es/programas/cursometodo.shtml). Aun así, no cesa tampoco el interés por revisitar el pasado desde el otro lado del atlántico por parte de aquellos que reivindican un pasado común, como sucede con el reciente proyecto de investigación de Villaseca y Robles (2010) o con la flamante Literatura Hispanofilipina actual de Donoso y Gallo (2010). Por su parte, la institución española Casa-Asia abre sus puertas a proyectos conjuntos entre los investigadores de países asiáticos y españoles, además de patrocinar las obras y las investigaciones realizadas por individuos o instituciones asiáticas. ... En 1996, durante la celebración de la Conferencia sobre el Centenario de la Revolución Filipina, Rodao hacía una importante observación tras la celebración del mayor congreso organizado en Filipinas en torno a este evento. Decía este historiador que había sido un congreso dominado más por la política que por lo académico y, en su opinión, esto no podía deberse más que a la vivencia histórica de una etapa necesaria, transitoria y comprensible por la que están pasando algunos países en el proceso de formación de una identidad nacional. Comentaba Rodao (1996a) que el congreso había sido impulsado por una necesidad nacionalista que impregnó gran parte de las intervenciones, en el que habían abundado tanto los errores históricos como las exageraciones, en parte debido a que habían participado muchos historiadores aficionados y a que se había insistido una vez más en los temas de la injusticia, la falta de humanidad de la conquista y el prejuicio racial de los españoles. ... Ocampo (2002) apuesta por realizar una revisión histórica que ayude a superar los hitos marcados por la propaganda interesada de esta leyenda negra, y que contribuya a pasar página a una etapa superada de la historia de Filipinas. Para ello, se centra en la figura tantas veces criticadas de los religiosos que habitaron las islas durante los tiempos de la colonización española, y expone que no resulta justo el juzgar a todos los frailes por las actuaciones de unos pocos, que son, además, exageradas por el prisma de la literatura y el nacionalismo, las que perviven retratadas en las obras de los Ilustrados: Like many Filipinos I harbor negative stereotype images of friars in general and Spanish friars in particular. Contrary to popular belief, Augustinians, Dominicans and Franciscans today are not generally fat, corrupt, sexually depraved, materialistic, scheming or Spaniards. How come few of us even attempt to rethink our dated ideas of friars? [...] Then as now there were friars who broke rules of poverty and obedience. There have been lapses in chastity. All the abuses attributed to the friars in the late 19th century were probably true, but in isolated cases. Yet, there is a tendency to generalize (Ocampo, 2002: s.n.). ... Sobre esto, el autor aporta pruebas evidentes e irrefutables que se emparentan con el testimonio de Bourne (1902) que comentábamos más arriba en este artículo: If the Spanish friars were so bad, why was there a need for them to be written about in the propaganda movement? Wouldn't their deeds be well known if they were as vile as we are led to believe? If Spanish friars were as bad as they are supposed to be, how could they walk freely in the Philippines, sometimes in places where the friar was the only Spaniard in town? (Ocampo, 2002: s.n.). ... La leyenda negra sobre el pasado de la dominación española había nacido con la propaganda de los Ilustrados, creció en el siglo XX durante el periodo americano en los años 20 y después en los 40 contribuyó a la aceleración de una deshispanización feroz que continúa hasta el presente de forma soterrada en los libros de texto filipinos, basados en e influidos por la educación que implantaron los Estados Unidos en Filipinas durante más de medio siglo de ocupación. Con la proclamación de la independencia el 4 de julio de 1946, terminaba de forma oficial este dominio, y fue conocido por mucho tiempo conocido como el día de la Amistad entre filipinos y americanos y celebrado hasta 1962. Con la influencia ideológica de un gobierno más nacionalista, el día de la Independencia filipina pasó a ser el 12 de junio en referencia a la Independencia de España, lo que comenzó la tendencia de pintar a la antigua metrópoli como villano, en contraposición a los Estados Unidos, vistos como salvadores, el colonizador más benevolente. ... En contraste con este sentimiento, los historiadores se han puesto de acuerdo en señalar que la campaña de pacificación llevada a cabo entre los años 1899 y 1902 por el tan benevolente, civilizado y cristiano gobierno americano, estuvo marcada por la tortura, la crueldad y el racismo, en la que murieron entre 200.000 y 1.5 millones de filipinos (Son, 1998). Un ejemplo de extrema brutalidad fue la masacre de Balangiga o el ajusticiamiento del segundo presidente de la República de Filipinas, el general Macario Sakay. De todos modos, y a pesar de estos hechos, en los libros de historia de Filipinas es España el único colonizador corrupto y tirano en la historia de Filipinas. La historia y, en especial, la leyenda negra que se cierne sobre el periodo colonizador español, sigue omitiendo los hechos reales para dejarse llevar por las proclamas sensacionalistas de corte maniqueo que distinguen entre los buenos y los malos colonizadores en la región. Si bien es cierto que Estados Unidos liberó a Filipinas de la cruel invasión japonesa -no sin producir una escala de terror, muerte y destrucción en suelo filipino-, no lo es menos que España luchó junto al pueblo filipino contra los invasores ingleses y holandeses que ansiaban someter las islas a su dominio, y dejaron su vida en la reunificación de los territorios en la búsqueda de la unidad nacional. Este hecho, sin ir más lejos, le costó la vida a una de las personalidades históricas más importantes para el devenir de Filipinas, Fernando Magallanes, quien entregó su vida en pos de esta unificación territorial, mientras que otros quieren hacer ver que murió a manos del libertador y nacionalista Lapu-Lapu, quien quería expulsar heroicamente a los invasores de las islas. ... Y esto lo sabían los filipinos que conservaron el español con orgullo tras conseguir la Independencia de la República Filipina, escribiendo los textos de la Revolución, la Constitución y las más destacadas obras de la literatura filipina en español. El revés histórico, la manipulación de la propaganda y la mentira norteamericana, empeñada en desacreditar todo lo hispánico y en deshispanizar las islas desde entonces, trataba de desenraizar todos los anclajes de lo español, comenzando por la ambición del Admirante americano Geoge Dewey, quien dos meses antes de la destrucción del Maine, había puesto ya sus ojos en el archipiélago (Storey y Lichauco, 1926). Tras esto llegó la escenificación de la salida pactada de España de Filipinas. La batalla de la Bahía de Manila se saldaría así con una lucha figurada según un acuerdo previo de los norteamericanos y los españoles: ''there was to be no real fighting, no resistance except the display of a white flag after the firing of a few shots to save the delicate honour of the Castillians'' (Son, 1998: s.n.). ... En el Tratado de París de 1898 se estipulaba el reverso material de estas acciones, haciendo constar que España cedía las islas a los Estados Unidos a cambio de 20 millones de dólares. Esta actuación, que condena a los americanos, tampoco excusa de culpa a la parte española. Sin embargo, el bando norteamericano parece haber salido mejor parado de estos hechos en el transcurso de la historia con su imagen de libertador de los opresores y de las oportunidades para la sociedad filipina moderna, visión que se prolongaría hasta su salida de las islas ya bien entrado el siglo XX, cuando en 1992 cerraron las bases militares que tenían en las islas tras una resolución del Senado para desterrarlas del país. No obstante, la influencia política, mediática y social que los Estados Unidos ejercen sobre la República de Filipinas es hasta ahora palpable y se evidencia en las preferencias de la sociedad filipina por el American Way of Life en el cine, la ropa, la comida, etc. alentadas por la gran maquinaria de la propaganda norteamericana. 8. CONCLUSIÓN ... En el siglo XX el filipino ha mudado su piel y ha dejado atrás la colonización para afrontar con su identidad convulsa un nuevo milenio, para afrontar el reto de un nuevo tiempo por venir. El filipino, como resultado de su historia, es un admirador de su nación con un fuerte sentimiento patrio, pero, al mismo tiempo, un admirador de las influencias que le llegan desde fuera. Esto le lleva a pensar, en ocasiones, que lo que procede de fuera es más sofisticado y mejor que lo autóctono, pero consciente también de que en ningún otro lugar se va a sentir como en casa, pues nunca abandonará en su periplo su arraigada y particularísima identidad, ni dejará de sentir la nostalgia por sus vivencias y costumbres en Filipinas, ni renunciará a los valores familiares, religiosos, gastronómicos, de ocio, propios de su cultura, por lo que formará una comunidad filipina allí donde esté, buscará al compadre. ... Sin embargo, el filipino no ha salido aún de la cárcel de su historia. No ha logrado aún integrar el pasado para reivindicar una identidad propia, nacional, formada por lo de fuera, pero mirándose con admiración para adentro. En lugar de esto, el ser filipino parece rechazar lo de fuera por su pasado, pero admirándolo e imitándolo, y mirar con inferioridad -que en ocasiones se transforma en un orgullo desmedido fruto de un complejo de inferioridad- hacia adentro. Con un firme paso al frente el filipino debe renunciar proporcionalmente a la admiración de lo que viene de fuera, la dependencia de la ayuda y del ejemplo que procede del exterior, para ajustarla con su fuerza interior y su capacidad de actuación sobre las cosas y sobre el mundo. El filipino debe asumir las influencias que hay en su historia y que impregnan su cultura, y pensar que es posible un futuro mejor para él en el país y para el país en el mundo, y que hay un país mejor por construir que sólo depende del filipino, y que puede construir una identidad fuerte e independiente a partir de otras influencias, en contacto e intercambio constante de sus ideas e influencias con los otros. El filipino debe ser consciente de que puede tener una vida mejor y un país mejor sin la necesidad de mirar al exterior para reconocerse, sino revirtiendo la mirada a su interior y a su propia cultura e historia como civilización con una definidora idiosincrasia, de la cual nació una revolución independentista y una constitución, piedra primera de una Filipinas moderna que amalgamaba con su identidad la presencia española que desde hacía tres siglos corría por sus venas, al igual que con el paso del tiempo y en convivencia con los nuevos colonizadores nació Edsa, una lección para el mundo y un ejemplo a seguir y a imitar para las revoluciones pacíficas que sobrevinieron a Edsa en distintas partes del planeta en las décadas siguientes, en fin, un ejemplo a seguir y a imitar para la humanidad y para un ser humano mejor en un mundo más habitable. ... Pero ante todo, como se lee en la cita de Ninoy Aquino que encabeza este artículo, el filipino es un amante de la libertad y, por eso, debe aspirar a la independencia de su identidad y a su libertad de ser filipino antepuesta a cualquier otra, integrando el resto de influencias, como buen observador, pero sin que estas miradas le dobleguen el espíritu. Es tiempo de luchar por esa libertad y por reivindicar lo que el pueblo filipino merece, por obtener la recompensa a la que le ha llevado la lucha de varios cientos de años, a tener una nación grande y poderosa, libre y sin dictaduras políticas, es tiempo de que sea tiempo. Es tiempo de pelear por un país mejor y más justo, el país que el pueblo filipino merece y por el que tantos siglos ha luchado. 44 Galván (2006) comenta en la Enciclopedia del español en el mundo que los trabajadores filipinos de los centros de llamadas reciben hasta un 40% por hablar español, en lo que coincide el actual director del Instituto Cervantes, Pépe Rodríguez (Agencia EFE, 2007) al hablar de las causas por las que los estudiantes filipinos inician sus estudios de español. También comenta como en los últimos años se han venido incrementando la petición y creación de cursos específicos para centros de llamadas y otras instituciones privadas y públicas. Se pueden consultar estos datos de manera detallada en la página web del Instituto Cervantes de Manila. 45 Sobre esto, cabe comentar que el premio Zobel que se fallaba cada año, ha tenido que dejar de celebrarse con periodicidad anual debido a la escasez de obras, por lo que en sus últimas ediciones ha tenido que entregarse a personalidades que han colaborado de otra manera al mantenimiento del español (Loaupre, 1990: 290). En 2010 ha visto la luz la última obra impresa de un autor filhispano, un libro de poesía titulado En la línea del horizonte y escrito por la profesora del Departamento de Lenguas Europeas, la Dra. Daisy López. 46A este respecto, Farolán (1999) señalaba que el estudio del español no debía ser visto como algo que viene de fuera, sino reconocerlo como parte de la propia identidad y construir los puentes necesarios desde los préstamos en las lenguas y dialectos filipinos con el fin de aprender el español universal. Para esta labor, en consecuencia, es indispensable contar con el apoyo de un profesorado nativo bien formado. ^arriba^ REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: |
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Tomo XIV, no.4, Invierno 2010-2011 , Director: Edmundo Farolán ![]() En este número: Editorial Memorias y nostalgia: Mi Retiro por José Rizal Jad Monsod El juego de gallos en Nueva España y Filipinas Juan Hernández Horitgüela José Villanueva y Arévalo en Filipinas Marcos Mayorga Noval El reto de informar y comunicar en español Carlos Juan Juan Hispanidad en Cebú (Segunda Parte) Guillermo Gómez Rivera La hispanización y la identidad hispana en Filipinas (Segunda Parte) David Sánchez Jiménez Cartas y anuncios Todos los derechos reservados Copyright © 2011 Revista Filipina, Edmundo Farolán Diseño: E. A. Lozada |
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