Hace casi quince años, cuando era relativamente nueva dentro de la comunidad de escritores filipino-estadounidenses de San Francisco, alguien me recomendó que me pusiera en contacto con la PAWA, la «Asociación de escritores filipino-americanos», y con su presidente, Edwin Lozada. Ya, en nuestras primeras conversaciones, la exuberancia de Edwin por la literatura y las artes era palpable, y contagiosa. Compartimos un par de almuerzos en los que me enteré de que también era un apasionado del baile flamenco, coleccionista de arte y profesor de español.
….Poco después me convenció para que formara parte de la junta directiva de la PAWA. Su pasión por promover a los escritores y artistas filipino-estadounidenses ha sostenido los esfuerzos de la PAWA, que incluye, entre sus muchas actividades, una feria del libro bianual centrada en los escritos filipinos de Estados Unidos y de otros lugares de la diáspora. Con todo el trabajo que hace por nuestra comunidad como líder, organizador y editor, uno podría preguntarse cómo es que todavía tiene tiempo y atención para su propio trabajo creativo.
….Por suerte para nosotros, Edwin sigue escribiendo y traduciendo. Estoy encantada con su colección de poesía, recientemente publicada, Recuerdos, ya que la luz y el recuerdo que contienen sus poemas son lo que necesitamos, especialmente en estos tiempos. No puedo imaginarme a un candidato del «Premio Rizal» con más credenciales que Edwin, que encarna la amplitud de mente y espíritu de José Rizal.
….Afortunadamente, no tengo que imaginar lo que sería para un recién llegado tratar de encontrar una comunidad de escritores y artistas afines en San Francisco. Edwin ha cultivado generosamente ese espacio para todos nosotros, y nos invita calurosamente a hacer lo mismo, como invoca bellamente en su poema “Socorro”: